Miles de trabajadores de Estados Unidos han hecho huelga en muchos sectores. Protestan contra las difíciles condiciones de trabajo mientras sus empleadores obtienen grandes beneficios.
Una administración demócrata en la Casa Blanca, más sensible con las demandas laborales, y los casi cuatro millones y medio de trabajadores que han dejado sus trabajos en agosto ahuyentados por el coronavirus han alentado la protesta entre una fuerza laboral consciente que falta mano de obra.
Una realidad que ha disparado a 176 el número de huelgas este año, 17 de ellas sólo en este mes de octubre. Los trabajadores piden mejores sueldos ante la inflación desencadenada, al 5,4%, y de acuerdo con los astronómicos beneficios de empresas como John Deere, que tiene a 10.000 trabajadores en huelga, o a Kaiser Permanente, con 31.000 empleados secundando la huelga.
“Observamos como los trabajadores protestan y ejercen colectivamente sus derechos para luchar contra las corporaciones que no comparten la riqueza que los trabajadores han contribuido a crear”, dice Liz Shuler, la presidenta del principal sindicato del país, AFL-CIO.
Shuler añade que la ola de huelgas representa la lucha por el regreso de la clase media en un país donde sólo el 11% de la fuerza laboral está adscrita a un sindicato.
Sacrificios pandémicos
Los trabajadores argumentan que durante la pandemia debieron soportar una carga adicional para compensar el trabajo de los que se quedaban en casa.
«Sacrificamos tiempo con nuestras familias, nos perdimos los juegos de pelota con nuestros hijos y las cenas y las bodas, para mantener las cajas de cereal en los estantes», dijo Dan Osborn, mecánico de Kellogg’s durante 18 años.
«¿Y así es como nos pagan? ¿Pidiéndonos que hagamos concesiones en momentos en que el director general y los ejecutivos reciben aumentos en sus compensaciones?»
Osborn, presidente de una rama local del sindicato de Panaderos, Confiteros, Trabajadores del Tabaco y Molineros de Granos (BCTGM), dijo que se oponen a un sistema de pago de dos niveles que deja a algunos empleados nuevos ganando mucho menos que el resto.
«No estamos pidiendo aumentos salariales» y a los empleados no les importan las largas horas de trabajo, dijo.
Pero se oponen a que algunos trabajadores ganen menos por la misma tarea y a que se quiten los ajustes automáticos de salarios por inflación, agregó.
«La huelga durará el tiempo que sea necesario», dijo Osborn. «Todo lo que tenemos que hacer es aguantar un día más que la empresa».
Éxito contagioso
La mayoría de las huelgas están motivadas por demandas de mejores condiciones laborales, dijo Kate Bronfenbrenner, especialista en temas sindicales y laborales en la Universidad de Cornell, Nueva York.
«Las empresas están obteniendo más ganancias que nunca, y los trabajadores están siendo presionados a trabajar más duro que nunca, a veces arriesgando sus vidas para volver a trabajar en el contexto del covid», dijo.
Entonces, cuando los empleadores se niegan a comprometerse, agregó, «los trabajadores están menos dispuestos a ratificar contratos que sienten que no satisfacen sus necesidades».
Es difícil saber el número exacto de huelgas en curso, ya que el gobierno hace un seguimiento solo de las que afectan a más de 1.000 empleados.
Pero «cuantas más huelgas tienen éxito, más huelgas siguen, porque los trabajadores comienzan a creer que realmente pueden ganar algo y están dispuestos a correr el riesgo de que no les paguen, de perder su trabajo», dijo Josh Murray, profesor de sociología de la Universidad de Vanderbilt.
La huelga de Kellogg’s siguió a otro paro en julio de 600 trabajadores de la fábrica de bocadillos Frito-Lay, subsidiaria de PepsiCo, en Kansas.
Esa huelga de 19 días resultó en tiempo libre semanal y en aumentos salariales.
Y después de un paro de cinco semanas de 1.000 empleados de la fábrica de snacks Nabisco, subsidiaria del gigante Mondelez International, la firma abandonó un plan de pago de dos niveles.
Movimientos sociales
Para muchos trabajadores, la pandemia ha sido un momento de empoderamiento.
«Algunos trabajadores empezaron a ver que, ‘Oh, vaya, en realidad somos esenciales, la economía se apaga sin nosotros'», dijo Murray.
Los sindicatos también se han beneficiado en los últimos años de los crecientes movimientos sociales con intereses similares, como cuando un sindicato de trabajadores hoteleros de Arizona se alió con grupos de inmigrantes.
Pero Murray no espera que las empresas se rindan fácilmente.
«Eventualmente habrá una reacción», dijo. «Las corporaciones no están en el negocio de regalar o dejar que aumenten los costos laborales».
La dinámica actual refleja algo que economistas y sociólogos han visto a lo largo del tiempo, dijo Murray: «Cuanto más ajustado es el mercado laboral, más poderosa es la mano de obra, más probabilidades hay de que haya huelgas».