Texas se une así a otros 12 estados, de los 50 de Estados Unidos, que no cuentan con un mandato obligatorio de uso del cubrebocas, como Florida o Arizona.
El gobernador de Texas, Gregg Abbott, levantó la orden a nivel estatal de usar cubrebocas para protegerse del COVID-19, con lo que se convierte en el primer gran estado de Estados Unidos en eliminarlo, pese a las advertencias de las autoridades médicas en medio de la pandemia.
En una rueda de prensa desde Lubbock, Abbott indicó que también a partir del próximo 10 de marzo todos los establecimientos podrán abrir sin ningún tipo de restricción.
“Demasiados texanos han sido apartados de oportunidades de empleo. Demasiados propietarios de pequeños negocios han sufrido para pagar sus cuentas. Esto tiene que acabar. Es hora de abrir Texas al 100 por ciento”, afirmó Abbott.
“Además -agregó- pongo fin a la orden del cubrebocas“.
Abbott justificó su decisión por el buen ritmo de vacunación y señaló que la próxima semana se habrán administrado más de 7 millones de vacunas.
No obstante, pidió “responsabilidad personal” y seguir las indicaciones médicas.
Texas, el segundo estado más poblado de Estados Unidos con 30 millones de habitantes, es el tercero, detrás de Nueva York y California, con mayor número de muertos por la pandemia con más de 40 mil muertos.
La orden de uso de cubrebocas llevaba en vigor en el estado desde hacía ocho meses.
Texas se une así a otros 12 estados, de los 50 de Estados Unidos, que no cuentan con un mandato obligatorio de uso del cubrebocas, como Florida o Arizona.
Aunque en las últimas jornadas la media diaria de nuevos casos ha descendido notablemente en Estados Unidos, hasta situarse por debajo de los 70 mil diarios, frente a los cerca de 300 mil de comienzos de año, las autoridades siguen advirtiendo del peligro existente, especialmente debido a la aparición de nuevas variantes del virus.
“Ahora no es el momento de relajar las restricciones. Aunque hemos visto grandes reducciones en los casos y las admisiones hospitalarias en las pasadas seis semanas, estos declives se producen después del mayor pico que hayamos registrado en la pandemia”, subrayó Rochelle Walensky, directora de los Centros para la Prevención y Control de Enfermedades (CDC, en inglés), el viernes en una rueda de prensa.
Preocupa la eliminación de la restricción. Tras el anuncio de Abbott, diversos líderes estatales alzaron la voz para señalar su preocupación.
Lina Hidalgo, jueza del condado de Harris, criticó la eliminación de la restricción, la cual, aseguró, ha sido clave en la pandemia.
“Este no es el momento de promover más infecciones, más hospitalizaciones ni más muertes en aras de las preferencias políticas”, indicó.
Indicó que todavía es demasiado pronto para dejar de usar el cubrebocas y recordó que solo el 6 por ciento de los texanos está vacunado.
Por su parte, el juez del condado de Hidalgo, Richard F. Cortez, respondió a la decisión y, a través de un comunicado, señaló que es muy pronto para eliminar la medida.
Agradezco el deseo del gobernador Abbott de volver a la normalidad, pero me sigue preocupando que, al menos en el condado de Hidalgo, estemos avanzando demasiado rápido. Hace solo una semana caímos por debajo del alto umbral de hospitalización, lo que sugiere que estamos en el camino correcto para combatir la propagación de esta enfermedad, pero odiaría ver un aumento en el número de casos si la gente comienza a relajar la precaución, particularmente en lo que se refiere a esto, a la eliminación del mandato del cubrebocas.
Estados Unidos, el país más golpeado del mundo por la pandemia, registra ya más de 28.5 millones de casos y más de 515 mil fallecidos, según el último recuento independiente de la Universidad Johns Hopkins.
Con información de López-Dóriga Digital y EFE