



Los fármacos basados en semaglutida, como Ozempic y Wegovy, se han convertido en una de las grandes revoluciones terapéuticas de los últimos años, tanto en el tratamiento de la diabetes tipo 2 como en la pérdida de peso. Su eficacia, rapidez y comodidad han disparado las prescripciones. Pero el meteórico ascenso de estos medicamentos llega ahora acompañado de una advertencia de peso: la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) ha confirmado un posible vínculo entre la semaglutida y la pérdida súbita de visión.
La complicación identificada es la neuropatía óptica isquémica anterior no arterítica (NOIANA), una patología que interrumpe el flujo sanguíneo hacia el nervio óptico y puede causar ceguera parcial o total en cuestión de horas. Tras el glaucoma, es la segunda causa más frecuente de pérdida de visión irreversible en adultos.
Evidencia científica dividida
La alerta europea se apoya en varios trabajos recientes. En julio de 2024, la revista JAMA Ophthalmology ya publicó un estudio que apuntaba a un mayor riesgo de NOIANA entre pacientes tratados con semaglutida. Poco después, un metaanálisis reforzó esa conclusión, aunque subrayaba que las pruebas aún eran débiles y que hacían falta investigaciones adicionales.
En paralelo, los resultados de otros estudios han sido más dispares. En febrero de 2025, una investigación vinculó tanto la semaglutida como la tirzepatida (otro agonista del receptor GLP-1, presente en el fármaco Mounjaro) no solo con la neuropatía óptica, sino también con otro trastorno ocular menos frecuente: la maculopatía media aguda paracentral.
Sin embargo, un análisis sistemático de 78 ensayos clínicos con más de 73.000 pacientes no halló relación alguna entre la semaglutida y la retinopatía diabética, aunque sí dejó abierta la puerta a un posible vínculo con la NOIANA.
“El conjunto de hallazgos confirma que hay una señal, pero los datos aún no permiten establecer una causalidad definitiva”, resumía el endocrinólogo brasileño Fernando Gerchman, autor principal de este último trabajo.
Los efectos secundarios más comunes son gastrointestinales, por ejemplo náuseas, vómito, diarrea, hinchazón y dolor abdominal.
Pero otro de los efectos adversos de utilizar esta droga es la pancreatitis.